Mostrando con orgullo sus máquinas, Ford le preguntó al representante sindical: «Walter, ¿cómo lo harás para que estos robots paguen las cuotas al sindicato?», a lo que Reuther le contestó con sarcasmo: «John, ¿cómo lo harás para que los robots compren tus coches?». Aquella charla encapsula una cuestión de fondo que llega hasta nuestros días: la automatización puede aumentar la eficiencia y la productividad, pero también amenaza las bases mismas del sistema, que depende de la capacidad de consumo de las masas.