Highlighted

Si me dejaran, añadiría un undécimo mandamiento a los diez primeros: No distorsionarás, retrasarás o retendrás la información.

Para lograr un cambio, lo primero que hay que hacer es distanciarse de la información limitada que podemos observar desde una única posición del sistema y obtener una visión de conjunto

Según Simon, los humanos no somos optimizadores omniscientes, racionales. Somos, más bien, «satisfactores» imperfectos: intentamos satisfacer nuestras necesidades suficientemente antes de tomar la siguiente decisión.

Los sistemas, al igual que los tres deseos de los cuentos, muestran una terrible tendencia a producir única y exclusivamente lo que les pedimos que produzcan. Cuidado con lo que les pides.

No sabemos lo que piensan hacer los demás, hasta que lo hacen.

Un retraso en un proceso de retroalimentación ejerce una influencia decisiva sobre el ritmo de cambio de las reservas que ese bucle está intentando controlar.

Si el estado deseado del sistema es una educación de calidad, y medimos ese objetivo en virtud de la cantidad de dinero que se gasta por estudiante, lo que conseguiremos es gastar una cantidad de dinero por estudiante. Si la calidad de la educación se mide por el rendimiento en unos exámenes estándar, el sistema producirá rendimiento en los exámenes estándar. La correlación entre cualquiera de estas dos medidas y la educación de calidad es una cuestión que, como mínimo, debe ser objeto de reflexión.

«Lo tuyo y uno más» es la regla de decisión que conduce a la escalada.

El conocimiento de la racionalidad de las decisiones individuales dentro de los límites de la información disponible no justifica las conductas estrechas de miras.