Podemos entenderlo con el ejemplo de nuestro amigo Juli Garbulsky: «Es increíble cómo la gente se sorprende cuando una frase no termina exactamente como ellos lechuga». «Lechuga» funciona en esa frase como una nota desafinada, una entrada que está fuera de las expectativas que el cerebro ha ido construyendo, a la velocidad vertiginosa en la que se suceden las palabras en una frase.